Agua en la noche, serpiente indecisa,
silbo menor y rumbo ignorado:
¿Qué día nieve, qué día mar? Dime.
¿Qué día nube, eco
de ti y cauce
seco?
Dime.
—No lo diré: entre tus labios me tienes,
beso te doy,
pero no claridades.
Que compasiones nocturnas te basten
y lo demás a las
sombras
déjaselo, porque yo he sido hecha
para la sed de los labios que
nunca preguntan.
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